El 9 de octubre de 2014, Malala Yousafzai, joven paquistaní de 17 años, obtuvo el Premio Nobel de la Paz, en reconocimiento a su lucha por la educación de los niños en su país. Un año atrás había brindado un memorable discurso ante las Naciones Unidas. Compartimos una semblanza de su vida y extractos de su discurso.

El pasado 9 de octubre Malala Yousafzai, joven paquistaní de 17 años, obtuvo el Premio Nobel de la Paz, en reconocimiento a su lucha por la educación de los niños en su país. Malala se convirtió así en la galardonada más joven con el Nobel en cualquier categoría. Nacida en 1997, adquirió notoriedad al escribir un blog en el que denunciaba las atrocidades sufridas bajo el régimen talibán que ocupó militarmente el valle del río Swat matando a muchos de sus habitantes, destruyendo las escuelas y prohibiendo la educación de las niñas entre 2003 y 2009.
El 9 de octubre de 2012 fue víctima de un atentado en Mingora por parte de los talibanes. Fue trasladada al hospital Queen Elisabeth en Birmingham, Gran Bretaña, para someterse a diversas cirugías. Reestablecida su salud, Malala se radicó en Birmingham, donde su padre ocupa el puesto de agregado de educación del consulado de Pakistán.
Ha recibido numerosos premios por su defensa del derecho a la educación. En el año 2013 le entregaron el Simone de Beauvoir en París, y en Madrid el Premio Unicef de España. También ganó el XXV Premio Catalunya y el premio Convivencia Manuel Broseta, en Valencia, entre otros.
El 12 de julio de 2013, el día que cumplía 16 años, la adolescente paquistaní daba un histórico discurso ante las Naciones Unidas, en Nueva York, en defensa del derecho a la educación de los niños. Ofrecemos a continuación lo más sobresaliente de dicho discurso.
En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso.
Hoy es un honor para mí estar hablando otra vez después de mucho tiempo. Estar aquí con personas tan distinguidas es un gran momento en mi vida.
No sé por dónde empezar mi discurso. No sé lo que la gente se esperaba que dijera, pero en primer lugar le agradezco a Dios, para quien todos somos iguales, y a cada persona que ha orado por mi rápida recuperación y una nueva vida. No puedo creer el mucho amor que la gente me ha demostrado.
He recibido miles de tarjetas de buenos deseos y regalos de todo el mundo. ¡Gracias a todos ellos! Gracias a los niños cuyas palabras inocentes me han animado. Gracias a los ancianos cuyas oraciones me fortalecieron.
Queridos hermanos y hermanas, recuerden una cosa: el Día de Malala no es mi día. Hoy es el día de cada mujer, cada niño y cada niña que ha levantado la voz por sus derechos. Hay cientos de activistas de derechos humanos y de trabajadores sociales, que no sólo están hablando de sus derechos, sino que están luchando para lograr el objetivo de la paz, la educación y la igualdad.
Miles de personas han sido asesinadas por los terroristas y millones han resultado heridas. Yo sólo soy una de ellas: así que aquí estoy. Aquí estoy, una niña, entre muchas otras. No hablo por mí, sino por aquellos que no tienen voz se puedan hacer oír: aquellos que han luchado por sus derechos. Su derecho a vivir en paz. Su derecho a ser tratados con dignidad. Su derecho a la igualdad de oportunidades. Su derecho a la educación. Queridos amigos, el 9 de octubre de 2012, un talibán me disparó en el lado izquierdo de la cabeza; dispararon a mis amigos, también. Pensaban que las balas nos iban a callar, pero fracasaron.
Y de ese silencio surgieron miles de voces. Los terroristas pensaban que iban a cambiar mis objetivos y hacerme dejar mis ambiciones. Pero nada ha cambiado en mi vida, excepto esto: la debilidad, el miedo y la desesperanza murieron. Nació la fuerza, el poder, el coraje. Yo soy la misma Malala: Mis ambiciones son las mismas, mis esperanzas son las mismas. Y mis sueños son los mismos. Queridos hermanos y hermanas: no estoy en contra de nadie.
Esta es la compasión que he aprendido de Mahoma, el profeta de la misericordia, Jesucristo y Buda. Este es el legado de los cambios que he heredado de Martin Luther King, Nelson Mandela y Mohammed Ali Jinnah. Esta es la filosofía de la no violencia que he aprendido de Gandhi, Bacha Khan y la Madre Teresa. Y este es el perdón que he aprendido de mi padre y de mi madre. Esto es lo que mi alma me dice: estar en paz y amor con todos.
Tampoco estoy aquí para hablar en términos de venganza personal contra los talibán o cualquier otro grupo terrorista. Estoy aquí para hablar en nombre del derecho a la educación de todos los niños. Quiero educación para los hijos e hijas de los talibán y los terroristas y extremistas. Ni siquiera odio al talibán que me disparó. Incluso si tuviera un arma en la mano y él estuviera de pie frente a mí, no le dispararía.
Esta es la compasión que he aprendido de Mahoma, el profeta de la misericordia, Jesucristo y Buda. Este es el legado de los cambios que he heredado de Martin Luther King, Nelson Mandela y Mohammed Ali Jinnah. Esta es la filosofía de la no violencia que he aprendido de Gandhi, Bacha Khan y la Madre Teresa. Y este es el perdón que he aprendido de mi padre y de mi madre. Esto es lo que mi alma me dice: estar en paz y amor con todos.


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Diego Abraham Peralta Cervantes dice:
2 octubre, 2025a las21:19nos recuerda que la educación es la base de la libertad y la paz. Que defenderla es defender la dignidad humana, y que el cambio comienza con la voz, la valentía y el compromiso de cada uno de nosotros.
Danna Paola dice:
2 octubre, 2025a las21:18El discurso de Malala nos recuerda el poder de la educación como herramienta de libertad y justicia. Su valentía al alzar la voz, incluso después de haber sido atacada, nos inspira a no dejarnos vencer por el miedo. Además, su capacidad de perdonar muestra que la verdadera fuerza nace de la compasión. Nos invita a comprender que cada persona, con su voz y sus acciones, puede contribuir a transformar el mundo en un lugar más justo y humano.
Violeta Fernanda dice:
2 octubre, 2025a las21:13Escuchar las palabras de Malala es como recibir un llamado profundo a la conciencia. Ella nos recuerda que la verdadera fuerza no se mide en armas ni en poder, sino en la capacidad de levantar la voz por lo justo y sostenerla, incluso cuando el miedo y la adversidad intentan silenciarla.
Su discurso pone en evidencia que la educación no es un lujo, sino un derecho fundamental que abre puertas a la libertad, a la igualdad y a la dignidad. Un lápiz, un libro, una escuela pueden cambiar destinos más que cualquier discurso vacío. Por eso, defender la educación de cada niño y niña es defender el futuro de la humanidad.
También conmueve su actitud de perdón y compasión hacia quienes intentaron arrebatarle la vida. En vez de responder con odio, eligió responder con esperanza. Esa decisión revela una grandeza interior difícil de alcanzar: la de transformar el dolor en amor, la violencia en paz, el miedo en coraje.
Finalmente, Malala nos invita a reconocer que el cambio no depende solo de líderes o gobiernos. Cada uno de nosotros, con pequeños gestos, con nuestra palabra y nuestras acciones, puede contribuir a que el mundo sea más justo. Su testimonio nos inspira a no callar frente a la injusticia y a recordar que nuestra voz, aunque parezca pequeña, puede encender la llama de la transformación.
Diana Tamara Carmona Ortega dice:
2 octubre, 2025a las21:11Pues estoy orgullosa de ella porque tuvo el valor que muchas mujeres no tienen de salir a luchar por sus derechos, más sin en cambio ella no dudo ni un segundo, ni siquiera de arriesgar su vida por luchar por los derechos de millones de mujeres que no se atreven a salir por miedo, eso es de admirar porque no dudo ni un segundo a salir a luchar.
Osvaldo dice:
2 octubre, 2025a las21:03El 9 de octubre de 2012 fue víctima de un atentado en Mingora por parte de los talibanes. fue muy imactante
Angel dice:
2 octubre, 2025a las21:03Malala es un ejemplo de valentía y perseverancia. A tan corta edad demostró que la voz de los jóvenes puede transformar al mundo.
EMILY NAOMI SARAVIA CABRERA dice:
2 octubre, 2025a las21:03bueno que pues gracias a ella los niños tuvieron derechos y la verdad se me hace muy bonito que ella lucho para que en su país tuvieran derechos ♡
Guadalupe Roldan Tolentino dice:
2 octubre, 2025a las21:00Lo que ella hizo se me hace un acto de valentía al levantar la voz y así vez ayudar a más mujeres, niños etc …
A luchar por sus derechos y que sean escuchados
Osvaldo dice:
2 octubre, 2025a las20:55era una joven paquistaní de 17 años, obtuvo el Premio Nobel de la Paz, en reconocimiento a su lucha por la educación de los niños en su país. así Malala se convirtió así en la galardonada más joven con el Nobel en cualquier categoría
Alexa Anahí Guerra Rivera dice:
11 marzo, 2025a las17:15Habla sobre la vida q vivió malala y q todos escuchemos para reflexionar
Abril Valencia Martinez dice:
2 octubre, 2025a las21:52la lectura esta muy completa y redactada me gusta mucho la forma en la que hizo todo eso
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