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Orientación: nuestro primer paso hacia la plenitud

David Steindl-Rast

Para lograr orientarnos en la vida necesitamos una escucha atenta a las voces exteriores (maestros, guías, libros) junto con una escucha a la voz interior de nuestra propia experiencia.



Orientación: nuestro primer paso

Unos amigos me contaban sobre su hijo de dos años: “Cuando se despierta por las mañanas, lo primero que hace es ubicarse entre sus cosas; busca orientación. Lo escuchamos hablando solo en su cuna. Se orienta nombrando las cosas que ve en su habitación una tras otra, repitiendo en voz alta toda una letanía de palabras recién aprendidas: mema, oso, cama…”

No sólo cuando somos niños, sino a lo largo de todas nuestras vidas, y desde los albores mismos de la humanidad, los hemos valido de la palabra para encontrar nuestro camino a través del laberinto de este mundo a menudo desconcertante. Hemos ido comprendiendo progresivamente la complejísima realidad circundante poniéndoles nombre a las cosas. El relato simbólico del Génesis lo expresa de esta forma (Gen 2,19): “Y así, Dios, el Señor, formó de la tierra todos los animales del campo, y todas las aves de los cielos, y se los llevó a Adán para ver qué nombre les pondría; y el nombre que Adán les puso a los animales con vida es el nombre que les quedó”.

Lenguaje y crecimiento personal

Es evidente que necesitamos palabras precisas para orientarnos. La palabra orientación, al igual que Oriente, proviene del latín oriens, que se refiere al “amanecer”, al “este”. Una vez que sabemos por dónde sale el sol, podemos determinar todos los otros puntos cardinales y así dirigirnos hacia nuestro objetivo. Del mismo modo, algunas palabras pueden indicar el camino. Palabras llenas de luz, que brillan como un faro y nos guían de manera confiable, aun a través de mares tormentosos.

Estas palabras luminosas pueden convertirse en palabras clave que nos regalen nuevas intuiciones. Podemos aprender a pensar desde del lenguaje como si este fuera un lugar, nuestro lugar, de la misma forma en que atravesamos un sendero en medio de un campo de prados, disfrutando, flor a flor, descubrimientos siempre nuevos a medida que avanzamos.

Toda ayuda que recibamos en la búsqueda de orientación será bienvenida, sin embargo, lo esencial es nuestra propia experiencia, la escucha atenta a lo que la vida pide de nosotros.

Palabras para la orientación espiritual

“El lenguaje es la casa del ser” es una expresión acuñada por Martin Heidegger. Descubrí hace mucho tiempo la alegría que proviene de esta manera de pensar. Nos enseña a prestar atención a las percepciones que nuestros antepasados dejaron como rastros de su pensamiento en el lenguaje heredado. Al igual que nosotros, ellos intentaron encontrar su camino en el mundo y en la vida; también buscaron coordenadas confiables para la alineación interior y la orientación espiritual. Es por eso que hay un tesoro de sabiduría en el lenguaje. La poesía suele revelar este tesoro en su forma más pura y radiante, ya que lleva al lenguaje a su densidad constitutiva.

Vida interior y plenitud humana

Toda ayuda que recibamos en la búsqueda de orientación será bienvenida, sin embargo, lo esencial es nuestra propia experiencia, la escucha atenta a lo que la vida pide de nosotros. Así como ningún mapa puede reemplazar al conocimiento directo del terreno, todo lenguaje, todo pensamiento heredado, todo libro, sólo será útil en la medida en que sea leído a la luz de la propia experiencia.

Hermano David Steindl-Rast


Extraído de Orientación para una vida plena

Este libro quiere ser una guía en nuestra búsqueda de orientación; guía que no reemplaza, no obstante, a la brújula más importante: nuestra propia experiencia.

“Toda ayuda que recibamos en la búsqueda de orientación será bienvenida, sin embargo, lo esencial es nuestra propia experiencia, la escucha atenta a lo que la vida pide de nosotros. Así como ningún mapa puede reemplazar al conocimiento directo del terreno, todo lenguaje, todo pensamiento heredado, todo libro, sólo será útil en la medida en que sea leído a la luz de la propia experiencia”.


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