En esta tercera parte de la charla ofrecida por Br. David durante la conferencia «Vivir una vida de presencia», organizada por la Fundación Eckhart Tolle en California en 2016, Br. David afirma que nuestra sociedad actual está construida en base al ego, y llama a crear un mundo basado en una “red de redes”.
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Yo y el Ser. Mantengamos unidos el Ser que es uno mismo para todos y el yo que es nuestra individualidad única, nuestra singularidad. Si olvidamos el Ser, ¿qué ocurre entonces? Somos este yo pequeño en el espacio-tiempo, uno entre millones, y eso nos da miedo. Y así nos empequeñecemos. En el momento en que olvidamos el Ser que nos une a todos, nos empequeñecemos, y así aparece el ego. El ego no es algo adicional al Ser y al yo; el ego es el “yo encogido”. Es un yo encogido por temor. Cuando el ego olvida la pertenencia mutua y el amor al prójimo como a sí mismo, se empequeñece y se transforma en el ego.
Esto es lo que queremos; no esta pirámide de poder del temor. Queremos una red. Queremos un mundo nuevo.
Es importante hablar del ego debido a que el mundo que hemos construido es un mundo basado en el ego. Nuestra civilización es una civilización del ego. Está construida sobre el miedo. Lo primero que hace el ego es temer; el yo se achica y teme, y este temor es básico para nuestra sociedad. Del temor nace la agresión, del temor nace la rivalidad, el ponernos a la defensiva; del temor nace la avaricia, ya que no hay suficiente para todos. Todo esto es fruto del temor, mientras que el Ser confía. El Ser reemplaza al temor por la confianza, en última instancia, confianza en la vida. La confianza en la vida lleva a la paz, entendida no solo como ausencia de agresión, sino como plenitud de vida. La confianza lleva también a la cooperación en lugar de la rivalidad, la confianza lleva al compartir. Esto es lo que queremos; no esta pirámide de poder del temor, donde los que están arriba pisotean a los de abajo, donde hay rivalidad y codicia. Queremos una red. Queremos un mundo nuevo, y ahora mismo estamos en este umbral, donde o tenemos un mundo nuevo, distinto de esta pirámide de poder, un mundo construido en red, una red de redes, o dejamos de existir.
Todos aquellos que hoy están en lo alto de la pirámide (la pirámide que tenemos desde los inicios de la civilización, y hemos tenido durante 5.000 años), aquellos que están en lo alto y tienen conocimiento, reconocen que no podemos seguir así. Hemos alcanzado un punto en el que no podemos continuar. Pero una red sí puede continuar, y este es el cambio que está sucediendo hoy. Vivimos en un tiempo maravilloso, una época en la que tenemos que desmantelar esa pirámide (no hay mucho por hacer, está cayendo a pedazos por sí misma) y reemplazarla por redes: redes de cooperación, redes entre redes. Es interesante que la palabra “redes” sea hoy tan prominente en nuestro lenguaje; es la palabra del futuro, es lo que necesitamos. Entonces, la presencia es este sí a la interdependencia, a la interdependencia universal. Es por esto que la presencia es tan importante: es la apertura de corazón a esta red.
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