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La gratitud, camino a la Presencia – Segunda parte

David Steindl-Rast

Segunda parte de la charla ofrecida por Br. David durante la conferencia «Vivir una vida de presencia», organizada por la Fundación Eckhart Tolle en California en 2016. Br. David habla del Ser universal, que trasciende los “yo” individuales, y en el que todos somos uno.



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Si tenemos esta confianza, esta esperanza y este amor, entonces sabemos, comprendemos lo que es la vida, la comprendemos entrando en ella, encontrando el misterio. Ésa es una manera de señalar lo que es la vida: es un encuentro con el misterio, un encuentro continuo con el misterio. Y eso es la presencia. Presencia es encuentro. Estar presentes es algo muy diferente del “estar juntos”. El estar juntos se hace presencia al encontrarnos con el otro. Presencia y encuentro están íntimamente relacionados. Y aquí estoy hablando de la presencia como una experiencia: estar presentes para los demás. Y no solo estar presentes para los demás, sino también estar presentes para el agua que bebemos, para las flores que vemos, para todo lo que aparece en nuestro camino. Cada cosa, cada persona, cada animal, cada planta, cada situación de la vida… estar abiertos a su encuentro: eso es presencia, eso es estar en la presencia. San Agustín dice “el corazón habla al corazón”. Eso es la presencia, cuando el corazón habla al corazón, cuando abrimos el corazón y lo hacemos vulnerable.

Hacer el corazón vulnerable significa poder decir “soy, gracias a ti, tan yo mismo”. Esta es una maravillosa frase de EE Cummings. Soy, gracias a ti, tan yo mismo. Soy, gracias a ti, no solamente tan bueno, tan hermoso, o cualquier cualidad, sino simplemente “tan yo”, al punto que yo puedo decir “yo”. Esto es el don del “tú”. El tú precede al yo. Por supuesto, no me refiero solamente al encuentro con el tú humano, sino también al encuentro con el Misterio como Tú. Se trata de una realidad muy misteriosa, y aunque “vivimos, nos movemos y existimos” en este divino misterio al que llamamos vida, que experimentamos como la vida; aunque vivamos, nos movamos y existamos en este misterio, no es algo separado de nosotros. Y sin embargo, dentro de ese vivir, movernos y existir hay una dirección: el misterio tiene un corazón. Es el corazón del misterio, y “el corazón habla al corazón” allí también. Y cuando digo “soy, gracias a ti, tan yo mismo”, me refiero a ese gran Misterio.

Y no se trata de la suma de todas las relaciones “yo-tú” humanas. Uno podría pensar que al sumar todas las relaciones humanas hasta transformarse en algo muy amplio, al decir “soy, gracias a ti, tan yo mismo” me refiero a todos los “tú” que he conocido en mi vida, comenzando por mi madre cuando yo era un bebé. Sí, me refiero a eso también; sin embargo, todos tenemos una historia de vida. La vida es una historia; experimentamos la vida como una historia, no como una secuencia de episodios. Es una historia, una historia de vida. Y todos queremos contarle esa historia a alguien. Y cuanto más amamos a alguien, tanto más queremos contarle todo, toda nuestra historia de vida. Si tenemos suerte, podemos lograrlo con alguien, pero nunca lo logramos completamente. Nunca encontraremos un ser humano que comprenda perfectamente nuestra historia, porque esa historia está hecha para el corazón del Misterio.

Henry Nouwen (probablemente muchos de ustedes conocen sus libros), a quien sus alumnos querían mucho, al volver de sus viajes traía diapositivas. Era el tiempo en que todavía se usaban diapositivas, y les mostraba las diapositivas del viaje. Los alumnos le tenían paciencia hasta la diapositiva número 35; luego se volvía algo aburrido. Y Henry Nouwen decía: “Ya sé cómo va a ser el cielo. Voy a llegar allí, y Dios me va a decir: ‘¡Henry, llegaste! ¡Muéstrame tus diapositivas!'” Esto es lo que todos deseamos, queremos alguien que mire nuestras diapositivas, la historia completa. Es en este sentido que decimos “soy, gracias a ti, tan yo mismo”. Esto es lo que, en última instancia, subyace a la presencia como encuentro.

San Agustín dice “el corazón habla al corazón”. Eso es la presencia, cuando el corazón habla al corazón, cuando abrimos el corazón y lo hacemos vulnerable.

Pero luego tenemos que preguntarnos, ¿quién está presente? ¿Quién es ese que dice que está presente? Uno diría “yo”, “yo estoy presente”. Y cuando queremos enfatizarlo, decimos “yo mismo”. Esto es realmente interesante: de repente tenemos dos realidades, “yo”, y “yo mismo”. ¿Cómo se relacionan? ¿Son uno? Aparentemente no son dos realidades, sabemos que somos uno, pero parece que hubiera otra dimensión en el “yo”. Es lo que llamo el Ser. Hemos hablado repetidas veces de él. ¿Cómo podemos encontrar a ese Ser? Bueno, podemos hacer un experimento bastante fácil. Podemos sentarnos, como estamos ahora todos sentados aquí, y mirarnos a nosotros mismos. Pueden observarse a ustedes mismos mientras están sentados escuchándome; yo puedo observarme a mí mismo sentado aquí hablándoles a ustedes. Podemos mirarnos a nosotros mismos.

Esto es algo muy extraño: podemos mirarnos a nosotros mismos. Quizás hay algún observador que observa cómo nos observamos a nosotros mismos. En ese caso, solo vayamos un poco hacia atrás, hacia ese observador. De repente, tú eres ese que mira y a quien nadie más puede mirar. Tú eres ese observador a quien nadie más puede observar. Ese es tu Ser, has alcanzado tu Ser. El Yo puede ser observado; se encuentra en el tiempo y el espacio, mientras que el Ser no está en el espacio-tiempo. Cuando eras un bebé, eras tú mismo; a los 90 años de edad eres el mismo Ser que cuando eras un bebé. El Ser no está en el tiempo. Y si no está en el espacio-tiempo (de otra manera podría observar el espacio-tiempo), ese Ser no puede ser divido.

Esta es una intuición muy importante: hay un solo Ser. Todos compartimos ese único Ser. Somos tan distintos unos de otros; incluso los gemelos son muy diferentes entre sí. Somos únicos, cada uno de nosotros es único; nunca volverá a existir esta persona singular que eres. Y sin embargo, todos compartimos un único Ser. Vivimos en esta doble realidad; el poeta Rilke lo llama “el doble reino”, el doble reino del tiempo y la eternidad, del tiempo y el Ahora, del tiempo y el Ser. Si mantenemos unidas estas dos realidades, yo y yo mismo, unimos el espacio-tiempo con algo que trasciende infinitamente el espacio-tiempo.

Hoy es el primer domingo del mes, y cada primer domingo del mes en el monasterio ofrecemos un show de marionetas para los niños. Tenemos un oficio especial para niños y luego el show de marionetas. En Austria, estos show de marionetas son muy populares. Y un monje puede estar representando con una mano la princesa, y con la otra mano el cocodrilo que quiere comerse a la princesa. Así es como yo me imagino al Ser: ese único Ser representa todos los diferentes roles, los diferentes roles que somos cada uno de nosotros. Si tenemos presente esta imagen, incluso si eres la princesa que se encuentra con el cocodrilo, será una experiencia muy diferente si sabes que, básicamente, es un único Ser para ambos; jugamos papeles diferentes.

Si tenemos presente que, aunque seamos uno en ese Ser, tenemos que jugar difrentes roles, y jugarlos bien. Se nos ha dado un rol, se nos ha dado un guión que es mucho más detallado que lo que usualmente pensamos. Es muy poco lo que podemos cambiar de ese papel; incluso no sé si podemos cambiarlo en algo. Pero lo más importante es lo que sí podemos hacer de manera diferente: podemos vivirlo con confianza en la vida y amorosamente, con confianza, esperanza y amor. Vivir en contra de la corriente es fracasar en la vida. Pero una vida que la vivimos, no importa qué tan claro esté el papel que se nos ha asignado, diciendo “voy a cumplir mi papel con confianza”. Y así, el presente es ese momento en el que encontramos lo que la vida nos ofrece: esta oportunidad, este momento presente. Y en este momento presente, la vida nos ofrece muchas oportunidades.


Reflexiones:

  1. REPLY
    Fátima dice:

    Mientras lo leía iba experimentando
    ” tan ese yo mismo ”
    cómo si fuesen pequeños despertares que se convierten en experiencias “tan yo mismo..” quien observa y es observado a la vez. Luz y belleza de texto.

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